Teniendo en cuenta que la mejor recomendación es lograr
una alimentación variada, que incluya los 6 grupos de la guía alimentaria
para la población argentina:
1. cereales y derivados. Legumbres: arroz, trigo, maíz
blanco, copos, sémola, avena, tapioca, porotos, arvejas, lentejas.
2. frutas y hortalizas.
3. lácteos (leches ,yogur, quesos).
4. carnes (res, aves, cerdo, hígado, pescado) y huevo.
5. grasas (aceite, manteca, crema, semillas oleaginosas
de girasol, lino,zapallo y sésamo).
6. Azúcar y dulces.
Los incorporamos en forma progresiva, a partir de los 6
meses, comenzando con 1 comida diaria, y 1 alimento nuevo cada 2 o 3 días,
que el niño reconozca el color, olor, sabor y textura de los mismos,
manteniendo la libre demanda (hambre-saciedad) hasta lograr las 4 comidas
diarias más 1-2 colaciones a partir del año. Ofrecer agua segura de a
cucharaditas.
La elección del horario debe tener en cuenta la
disponibilidad materna (o del cuidador responsable) en primer término y la
formación de hábitos. La mejor opción es siempre el ámbito hogareño (no jardines maternales), con un entorno libre de distracciones (sin televisión /
juegos), estimulando una comunicación placentera, con contacto visual,
hablarle y dejarlo ver, saborear, tocar, ensuciarse, oír.
Aconsejar la exposición reiterada a los alimentos. La
preferencia por lo dulce es innata (en general la sostienen hasta los
2 años), en cambio la preferencia por lo salado se aprende. Es conveniente advertir que el rechazo al alimento nuevo es normal. Se aconseja ofrecerlos
reiteradamente (hasta 10 a 15 veces), lo que lleva lentamente a la aceptación
de los mismos.
La variedad en la preparación (modificando gusto, sabor y
consistencias) puede estimular el consumo de alimentos complementarios
(aumenta hasta un 10% de la ingesta calórica), en cambio la monotonía lleva a
hiporexia.
La consistencia óptima de inicio es la semisólida
(papilla pisada- puré). El aumento de la consistencia y la variedad de los
alimentos debe realizarse gradualmente conforme crece el niño (capacidad de
deglución, requisitos y habilidades). A los 8 meses la mayoría puede consumir
alimentos que se comen con los dedos. Al año pueden consumir los alimentos de
la familia, de consistencia sólida. Hay una "ventana crítica" para la
incorporación de sólidos: alimentos grumosos antes de los 10 meses. La
continuidad con papillas por la facilidad y menor tiempo para alimentar a los
niños, no debe entorpecer el aprendizaje.
Los trozos duros, con riesgo de
aspiración, (zanahoria cruda, nueces, pochoclos, uvas entre otros) deben posponerse hasta los 4 años.
Debemos asegurar la inocuidad de los alimentos (higiene y
conservación): la incorporación de alimentos y el uso de utensilios para
administrarlos se asocian al aumento de diarreas. La cocción, el lavado con
agua segura, el almacenamiento adecuado (consumir antes de 2hs sin
refrigerar), separar alimentos crudos de cocidos y el frecuente lavado de manos
reducen los riesgos.
Al año de vida se incorporan a la mesa familiar,
anticipar prácticas frecuentes y recordar a los padres que el agua segura es la
bebida ideal para cubrir las necesidades y no debe ser reemplazada por líquidos azucarados (gaseosas, jugos), estimular consumo de frutas y verduras y
desestimar la incorporación de alimentos industriales (galletitas, golosinas y
snacks).
Alertar sobre una etapa habitual de rechazo a alimentos
nuevos (neofobia) alrededor de los 18 meses, que se supera sin disminuir la
variedad de alimentos.
El volumen de la ingesta puede variar de manera normal
hasta en un 40% en diferentes días, propio de la conducta alimentaria a esta
edad. Mientras la curva de crecimiento sea adecuada, se debe respetar la
autorregulación de la ingesta sin intervenir.
Se debe promover la continuidad de la lactancia. Cuando
no es posible la recomendación es consumir 500ml/día de lácteos. El exceso
desplaza otros alimentos y compiten con la absorción del hierro.
Una muy buena recomendación es la de una alimentación
variada y un buen alimento complementario es rico en energía, proteínas y
micronutrientes, no es picante ni salado, el niño lo come con facilidad, le
gusta, está disponible en forma local y es asequible.
Dra. Gilda Daroda.
Presidenta SAP La Plata.
Jefa de Servicio de Pediatría. Hospital Gonnet. La Plata
Extracto de Libro "Pediatría en Red". Ministerio de la Provincia de Buenos Aires 2015